PULSO SINDICAL Nº 322 DEL 16 AL 30 DE SEPTIEMBRE DE 2016


Cuando los trabajadores del Restaurante Marco Polo (Plaza de Armas de Santiago, salida Metro) constituyeron su Sindicato, no imaginaron nunca la brutal respuesta de su patrón. Literalmente los dejó en la calle.

En efecto, impidió el ingreso de los trabajadores a su fuente de trabajo y les dijo que el negocio no funcionaba más. Se cerraba porque se organizaron. Si bien la oportuna acción de los trabajadores de poner el reclamo en la Inspección del trabajo además de la asesoría de la CGT, impidieron que tal actuación patronal se mantuviera, llama la atención que para este tipo de situaciones no existan sanciones claras y contundentes de la autoridad.

No es posible que mientras se llenan páginas y páginas para publicitar supuestos avances y beneficios que la nueva reforma laboral entregará a los trabajadores, los patrones se permitan ignorar la legislación vigente y las autoridades del trabajo no digan esta boca es mía.


Es más, ante el rechazo del patrón de recibir el contrato colectivo, el dirigente sindical concurrió a la Inspección Provincial del Trabajo de Santiago para que ésta le notifique, pero su inexperiencia lo hizo equivocar las cartas que debía presentar y el funcionario que lo atendió no le recibió la petición obligándolo a hacer el proceso de nuevo. Eso es apoyar a los trabajadores?.

Pero este no es el único hecho que afecta a los asalariados en el llamado mes de la patria. Como siempre y cada año, se hizo una gran campaña previa de la gran cantidad de cosas que existen en el mercado para comer y beber, quedando la sensación que es lo único que queda por hacer en esos días de feriado. Las autoridades de salud vistieron albos delantales y recorrieron diversos lugares en que se manipulan alimentos, llegando incluso a clausurar algunos de ellos por razones varias, repitiendo casi calcado el ritual que siempre se realiza previa esta fecha y las de fin de año.

Nada nuevo bajo el sol, podríamos decir con total certeza. Y todo sigue igual


Nuevamente las principales ciudades del país se llenaron de coloridos espacios, denominados fondas y ramadas, en donde la gente puede dar rienda suelta a su espíritu patrio, libando y comiendo a destajo. De lo que nadie parece darse cuenta es que esos establecimientos provisorios son atendidos por trabajadores que en su mayoría no tienen contrato de trabajo. Se trata de lugares donde no se respeta la ley en lo relativo a uniformes de trabajo, descanso dentro de la jornada, pago de la propina voluntaria del 10% a quienes atienden a las mesas y un largo etcétera de violaciones a derechos básicos.

¿Donde está la fiscalización de las autoridades?

¿En donde se publican las infracciones cometidas por estos malos patrones y las sanciones a que se hicieron acreedores?

Lo que más debemos lamentar es que muchas veces son los propios trabajadores quienes permiten esta descarada arbitrariedad, ya que si bien exponen algunas veces los hechos que les afectan, piden que no se haga la denuncia pública ni ante la Inspección, ya que se quedarían sin trabajo y eso afectaría sus escasos ingresos.

Así de dramática es la vida diaria de millares de explotados en distintos lugares de trabajo. Empleos mal remunerados. Carencias propias de siglos pasados, como el no pago de colación, locomoción e incluso el robo de los descuentos previsionales.

Y todo esto en el mes de la patria. ¿Y esta patria, que patria es? (Quelentaro).    

Es una patria que llaman a cuidar, es una patria que dicen debe ser protegida por todos, pero pareciera que SU patria no es NUESTRA patria.
SU patria es de actos cívicos, desfiles ostentosos, declaraciones rimbombantes, leyes atentatorias contra la estabilidad de la familia, represión indiscriminada, detención por sospecha, allanamientos sin ordenes previas, y un largo etcétera.

Una patria que se sostiene en el temor y el abuso.

NUESTRA patria es el espacio en el que compartimos, que debe ser para todos con los mismos deberes y derechos.

Una patria que está pendientes de los problemas de vivienda, salud y educación de sus habitantes, una patria que reconoce a todos quienes la habitan el derecho a vivir en ella.

Y si no les parece que hay 2 patrias, veamos lo que dice la ley 19.973, una ley que establece el derecho a feriados irrenunciables para los trabajadores del comercio.

Loable iniciativa.

Sin duda responde a la necesidad de permitir que todos los trabajadores de estos sectores, tan castigados con normas especiales como son los horarios de trabajo en fechas previas a algunas celebraciones, puedan disfrutar con sus familias, como lo hace la mayoría de los chilenos. Más no se trata de todos los ciudadanos de la patrias., mas no la totalidad de los ciudadanos.

Más de 500 mil personas, en su mayoría trabajadores vinculados al turismo, pero también otros como quienes trabajan en farmacias, cines y estaciones de servicio (y agréguese a estos a los que trabajan en locales comerciales en los aeródromos civiles públicos y aeropuertos, que perdieron el derecho a feriado irrenunciable al modificarse la ley 19973) no tienen derecho al feriado irrenunciable.
¿Cual es la razón para que algunos habitantes de la patria no puedan disfrutar de los derechos que le corresponden a otros iguales a ellos?        

En otro orden de cosas avanza la discusión del reajuste para los trabajadores del sector público y todo indica que no se estará ni cerca de lograr las aspiraciones de aumento salarial expuestas en el petitorio.

En efecto, los trabajadores a través de la Mesa del Sector Publico solicitaron un 7,5% de aumento y la única respuesta del gobierno hasta el cierres de este Pulso es de un 2,9%, con lo que supera en algunas décimas el alza del costo de la vida entre Noviembre 2015 y Agosto del 2016, que llega al 2,4%.
Si consideramos que el año anterior la petición fue de 8% y el resultado final llegó a 4,1% un resultado esperado podría estar entre el 3,5 y el 4%.

Es de esperar que esta vez no solo se logre un reajuste que satisfaga las demandas de los cientos de miles de empleados públicos, sino que también se pueda lograr una solución, aunque sea parcial, para el problemas de miles de trabajadores que están a contrata o trabajando bajo la falaz figura del contrato a honorarios. 

La invitación entonces es a acerar la acción de la organización sindical, a fortalecer el vínculo entre la dirección y la base, a interpretar en los petitorios las demandas de los trabajadores y por sobre todo jugársela por satisfacerlas.
Solo así podremos ir logrando pequeñas victorias que preparen el camino para el gran salto.

MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE